viernes, 23 de noviembre de 2007

Todo siempre acusó a Patti


DOCUMENTOS DEL AÑO 1977 YA INVOLUCRAN A PATTI CON SECUESTROS Y TORTURAS

Se cae la teoría de la “persecución”

La defensa del represor sostiene que la detención se debe a una “persecución política”. Una nota de la Nunciatura demuestra que el nombre de Patti ya figuraba en las denuncias mucho antes de que se hiciera conocido. El dato lo aportó un secuestrado en un papel que logró hacer llegar a su familia.

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El ex subcomisario Luis Patti y el documento de 1977 en el que ya figura su nombre como secuestrador.

Por Adriana Meyer, Página/12

“Querida Jovita, movete rápido, me detuvo el oficial Luis A. Patti, avisale a Joe.” El ex diputado justicialista Diego Muniz Barreto escribió en un papelito este mensaje el 16 de febrero de 1977, sentado en una celda de la comisaría de Escobar, tras haber sido secuestrado por la patota de ese represor. Consciente de que su vida corría peligro, invocó uno de sus altos contactos, el ex ministro de Economía de la dictadura José Martínez de Hoz. Un familiar de uno de sus circunstanciales compañeros de cautiverio hizo llegar la nota a las oficinas de su empresa. Así, la familia se puso en marcha para liberarlo y acudió a otro poder: la Nunciatura Apostólica. Con el dato que había aportado el mismo secuestrado, la Iglesia pidió informes sobre un tal “Patti”.

El ex legislador fue preciso en identificar a su victimario, porque ya lo había detenido poco tiempo antes. En el expediente judicial por el cual Patti quedó preso, varios testigos aseguraron haber visto ese papel, que también sirvió para presentar el hábeas corpus en el que consta el nombre de Patti. Estos documentos datan de 1977 y demuestran que las acusaciones contra el ex intendente de Escobar no se vinculan con su protagonismo político posterior.

La denuncia de los hijos de Muniz Barreto –que incluye el secuestro de su secretario Juan Fernández– es una de las causas por las que el represor fue detenido el jueves. A ella se sumó el secuestro y asesinato de Gastón Gonçalves y cuatro casos reactivados por el juez federal de San Martín Alberto Suares Araujo, en los que uno de los sobrevivientes asegura haber reconocido a Patti como su secuestrador.

El abogado Pablo Llonto, representante de Juana Muniz Barreto, evaluó que la detención de Patti se produjo en este momento por dos motivos: el “efecto contagio” de sentencias como la del cura Christian Federico Von Wernich y “la etapa política, que abre un impacto en la sociedad civil y en la judicial, e indican que es el momento de tomar decisiones más fuertes”. Pero esto no sería posible sin pruebas contundentes. “La acumulación de pruebas nos impulsó a pedir la detención y el procesamiento. Decidimos hacerlo el lunes 29 para que el juzgado no entendiera que se mezclaban los tantos. Por la gravedad de los delitos el juez tenía obligación de detenerlo”, explicó Llonto.

Patti no es el único acusado por estos hechos. “Todo esto empezó la semana pasada, cuando quedaron detenidos el ex general Santiago Riveros, el ex general Reynaldo Bignone y el ex coronel Eduardo Espósito. El lunes está citado Fernando Meneghini, que estaba a cargo de la comisaría primera de Escobar”, precisó.

Respecto del torturador confeso, ex intendente de Escobar y frustrado diputado, reunieron 17 elementos de prueba para imputarle:

- Documentación de la Comisión Provincial de la Memoria que muestra las tareas de inteligencia previas sobre las actividades y movimientos de Diego Muniz Barreto mucho tiempo antes de su secuestro.

- El testimonio de Juan José Fernández, quien en su declaración ante escribano público dijo que “unos meses antes” Diego Muniz ya “había sido detenido” en la comisaría de Escobar.

- Testimonios de empleados del ex diputado sobre esos seguimientos.

- El informe de la Nunciatura, en el que consta las primeras denuncias de la ex esposa ante la representación diplomática del Vaticano.

- Informes redactados por familiares y amigos en 1977.

- El hábeas corpus presentado por el hermano de Fernández.

- Recortes periodísticos de la época, es especial del Buenos Aires Herald.

- Diez testimonios claves, entre ellos el del secretario de Derechos Humanos, Eduardo Luis Duhalde

Llonto respondió a los seguidores de Patti, que dicen que el represor es un “preso político”. “Si esto fuera una persecución política, ¿por qué no habló en la indagatoria? Se le leyeron todas las acusaciones y no dijo nada. Si sos inocente y te persiguen políticamente armás un escándalo en la indagatoria, pero este tipo es tan cobarde y en vez de defenderse aduce que es una cuestión política, algo que nadie ya se lo cree. Evidentemente hay una responsabilidad y una culpa”.

A las pruebas mencionadas se suma la aparición del caso Souto. Campo de Mayo es una megacausa que tuvo sus expedientes muy paralizados durante muchísimos años, recién se están abriendo algunos de 1985 o 1986. Uno de ellos es el Souto, en el que hay testimonios que dicen que ya en 1976, cuando secuestran a los hermanos Damico, a Souto y a Ariosti, los vecinos reconocían a Patti entre la patota que bajó de los autos. Eran de Garín.

–¿Apareció un testigo directo que lo reconoce por haberlo visto?

–Sí, pero no quiero restarle valor a lo de Diego Muniz Barreto, porque conocía a Patti por su secuestro anterior, sino no hubiera podido sacar ese papelito en el que dice “me detuvo el oficial Luis A.Patti”. Es llamativo la precisión en el nombre, y bien escrito. Ese papel sale horas después de la comisaría llevado por el familiar de alguno de los otros presos. Ya no existe físicamente, pero declararon un montón de testigos que lo vieron. Estaba dirigido a Jovita, que es la hermana. Muniz Barreto tenía enormes e increíbles relaciones, entre ellas Martínez de Hoz. Fue un hombre muy fuerte en ese momento en el mundo político, por eso la Nunciatura tomó la denuncia, se movió por él haciendo una averiguación.

–¿Puede ocurrir que sea liberado antes de que llegue a juicio?

–El caso Patti es una prueba de fuego para ver si hay jueces dispuestos a ir a fondo con el tema derechos humanos. Hasta el miércoles era un símbolo de la impunidad: había pruebas, están los casos de Osvaldo Cambiasso y Eduardo Pereyra Rossi, los casos de La Plata. La cuestión de impugnarlo electoralmente y como diputado electo, que ahora está en la Corte. Si no salía esta detención casi seguro iba a sacar un fallo parecido al de Bussi diciendo que tenía derecho a asumir en su banca.

–¿Eso puede cambiar ahora?

–Y, si no se da cuenta de lo que está pasando con estos siete casos va a sacar el peor fallo de toda su historia nueva. Por eso destaco que es una de las pocas veces en que uno puede decir que el juez superó los temores y las dudas, y se metió a fondo con uno de los símbolos de la impunidad. Cuando declaró Patti siempre negó todo. Dice que luchó contra la subversión, pero no dice dónde ni contra quién. Para detener a Patti no hace falta tener a cuarenta testigos que lo hayan visto, porque todo fue ilegal y muchos no están vivos. Funcionó un aparato clandestino y la justicia tiene que tener una valoración acorde a eso. Cada uno de estos casos tiene a dos que lo han reconocido. Se movían con sobrenombres y apodos, no daban la cara, hubo treinta años en que se dedicaron a ocultar. Patti los va a secuestrar con un Mercedes Benz. Estuvimos buscando ese auto hasta que nos dimos cuenta de que evidentemente era un auto robado.

jueves, 22 de noviembre de 2007

Luis Patti detenido

En la cárcel que está MIGUEL ETCHECOLATZ

Luis Patti quedó detenido en el penal de Marcos Paz por la desaparición de una pareja durante la dictadura militar

El ex subcomisario estaba citado para declarar en la causa que investiga la desaparición de Goncalvez y su esposa. Concurrió al tribunal para entregar un escrito. Según testigos, participó en las sesiones de tortura.


Luis Abelardo Patti pasará sus días en el penal de Marcos Paz.

Luis Abelardo Patti pasará sus días en el penal de Marcos Paz. | Fuente: cedoc.

Perfil. El ex subcomisario Luis Patti quedó detenido hoy acusado de privación ilegítima de la libertad en el marco de la causa que investiga la desaparición y el asesinato de Gastón Goncalvez y su esposa Ana María del Carmen Granada, ocurridos en 1976.

El ex comisario fue trasladado, en primer lugar, a la alcaldía de los Tribunales, ubicada en Talcahuano y Lavalle, en pleno centro porteño; y después de las seis de la tarde fue derivado al penal de Marcos Paz, donde también cumple su condena otro ex comisario ligado al genocidio: Miguel Etchecolatz.

Patti quedó detenido tras presentar un escrito en los tribunales de San Martín, a cargo del juez federal Alberto Suárez Araujo, a donde se presentó esta mañana para prestar declaración indagatoria. Según informaron fuentes judiciales, Patti fue derivado poco después a la unidad 28 del Palacio de Justicia porteño y de allí fue derivado al penal de Marcos Paz.

En los últimos días, la defensa de Patti presentó un escrito ante la Justicia de San Martín en el que se alegó que el ex intendente de Escobar tiene "fueros parlamentarios", ya que fue elegido diputado nacional aunque aún no logró ingresar a la Cámara porque sus pares le negaron el ingreso por "falta de idoneidad moral".

Al momento del secuestro, tortura y asesinato de Goncalvez y su esposa en el 76, Patti se desempeñaba como oficial subinspector de la comisaría de Escobar. Según testigos de la causa, antes de ser asesinado, Goncalves fue torturado en esa comisaría bonaerense, con la participación directa de Patti, y su cadáver fue abandonado el 2 de abril de 1976 en el paraje "El Cazador", sobre la ruta 4, según surge de las pruebas de la causa.

Su cuerpo fue encontrado en 1996 en el cementerio de Escobar junto al de otros tres militantes por el Equipo de Antropología Forense (EAAF), que determinó que estas cuatro personas fueron fusiladas y posteriormente incineradas. El EAAF ya había identificado los restos de la esposa de Goncalves, Ana María del Carmen Granada, asesinada meses más tarde, el 19 de noviembre de 1976, durante un operativo conjunto entre el Ejército y las policías Federal y bonaerense.

Granada fue asesinada de 14 balazos en su casa de San Nicolás por el policía Carlos Alberto Azzaro, quien confesó ese crimen e incriminó a otros agentes en el caso, operativo en el que también resultaron muertos María del Carmen Fettolini, Omar Amestoy y sus dos hijos de seis y cuatro años.

Fuente: Télam y DyN

jueves, 8 de noviembre de 2007

Como era Carlos Fuentealba

Los maestros tardaron varios días en decidirlo. El corte de las rutas en el circuito turístico de la provincia, sabían, iba a cerrar las posibilidades de un diálogo con el gobierno de Neuquén. El sábado y domingo pasado lo analizaron. Llevaban cuatro semanas de paro y ante la falta de respuestas oficiales decidieron avanzar. Carlos Alberto Fuentealba estuvo entre los maestros que analizaron la medida, incómodo no por el corte sino por el lugar. Estaba convencido, dicen sus compañeros, de que el lugar elegido era una “trampa”.
“Era uno de los que opinaba que estratégicamente el corte se hacía en la boca del lobo, en una zona peligrosa: por los rumores que había, por las distancias con la ciudad, creía que era un lugar muy complicado pero sentía que igual tenía que continuar.”
María del Carmen Lara estuvo con Carlos Fuentealba durante sus últimas horas de vida, cuando llegó al Hospital Central de Neuquén, casi en estado de coma, con la cabeza estallada por la granada que le lanzó por la espalda uno de los policías de Neuquén.
“Soy una amiga personal y compañera de lucha”, dice ella. “Estuve estos dos días con él, acompañándolo porque fue una larga espera. En realidad, llegó muerto, pero era necesario esta larga espera para hacer los estudios y declararlo muerto. Murió en el piquete porque ni siquiera alcanzó a salir de la ruta cuando volvieron a atacarlos por atrás: a quemarropa, lo dejaron con su cerebro molido, entonces no había recuperación posible.”
A las 20 de ayer, un parte médico dio a conocer la noticia de la muerte. María del Carmen, la familia y los maestros de las tres escuelas en las que Carlos daba clases quisieron estar ahí para que la información del parte médico no fuera lo último que se conociera sobre él.
Carlos nació en el año del onganiato, 1966. Creció en el campo de una familia muy pobre, cerca del lago Lanín, en San Martín de los Andes, a unos 400 kilómetros de Neuquén. En esa ciudad llegó a hacer la escuela primaria pero hizo la secundaria en un industrial de Neuquén varios años más tarde. Ahí se recibió de técnico químico, empezó a trabajar para mantenerse y como pudo intentó empezar a ser docente.
En los años que siguieron hizo de todo, trabajó en un laboratorio, en un supermercado y en una fábrica de jugo mientras viajaba en bicicleta para costearse los estudios. Sus amigos creen que su formación política empezó en los años del secundario cuando trabajó en la Uocra. Patricia Varela es la directora del secundario de la Cuenca XV, uno de los barrios más pobres del oeste de Neuquén y una de las escuelas donde él daba clases. “Desde adolescente –dice ella– consiguió un trabajo de administrativo en la Uocra, donde empezó a involucrarse en las luchas por un mejor salario y mejores condiciones de vida, después se recibió de docente, hace dos años y desde ahí acompañó a los amigos activistas en cada lucha.”
Carlos ahora tenía 40 años, dos hijas de 10 y 14 años y apenas un par de años de docente recibido. En estos años de todos modos hizo de su entrega un compromiso. Los maestros de la Cuenca lo eligieron delegado gremial y los alumnos le dieron el año pasado el premio del “rey del colegio” como mejor profesor. Con su mujer compartieron los acuerdos por este y otros muchos piquetes, con turnos alternados para cuidar a las hijas. El miércoles volvieron a turnarse. Ella se quedó en casa, él se fue.

Página/12, 6 de abril de 2007